Cuando hay consistencia entre lo que prometemos y lo que entregamos, naturalmente se genera confianza y respeto.
Entre individuos, entre una empresa y sus clientes, entre colegas, entre equipos e, incluso, entre adversarios.
Por el contrario, cuando hay inconsistencia entre lo que decimos y hacemos, es imposible construir relaciones sanas y duraderas.
Desafortunadamente, demasiada energía se desperdicia, en el mundo de trabajo y en la...