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La Física Cuántica de la Confianza

agilidad sistemática cultura equipos liderazgo Jan 21, 2024

Aunque a veces nos cueste aceptarlo y reconocerlo, la confianza es, y tiene que ser, la base del funcionamiento de cualquier equipo, organización e, incluso, sociedad.

En realidad, no podría ser de otra forma.

Una y otra vez, las investigaciones sobre efectividad organizacional y de equipos, así como de la eficacia de los estilos de liderazgo, han demostrado, inequívocamente, que liderar en base a la confianza construye y mantiene relaciones mucho más constructivas y, por lo tanto, equipos y organizaciones que generan mejores resultados y cumplen su propósito de mejor forma.

Esto ocurre porque, si lo analizamos con detención, inevitablemente llegaremos a la conclusión de que, en la vida humana, es imposible no confiar en otros en algún grado.

Simplemente, si los seres humanos estuviéramos constantemente cuestionando si podemos o no confiar en lo que requerimos para que nuestras vidas funcionen (instituciones, sistemas de comunicación, reglas del tránsito, etc., etc.), sería imposible vivir.

No solo no podríamos salir de nuestras casas, sino que tampoco podríamos sobrevivir dentro de ellas.

Por supuesto, hay muchos elementos que pueden fallar y fallan con bastante frecuencia. Hay instituciones que no siempre cumplen con su propósito a cabalidad, sistemas de comunicación o servicios básicos que fallan en el momento menos esperado, personas que no respetan las reglas del tránsito y muchos otros ejemplos.

Pero hay, en el funcionamiento social, una base bastante amplia sobre la cual podemos operar con suficiente efectividad y en la que podemos confiar que estará ahí cuando la necesitemos.

Por ejemplo, la gran mayoría de los conductores respeta el sentido del tránsito de las calles, aunque ignoren el límite de velocidad y otras partes del código del tránsito.

Puede no parecer mucho, pero es el punto de partida desde el cual podemos construir.

Sin embargo, aunque la experiencia ha demostrado, consistentemente, que no hay ningún sistema o estructura que sea infalible, que pueda evitar todas las transgresiones, desafortunadamente, en demasiadas organizaciones y equipos el foco suele estar en querer controlar y evitar incluso las violaciones más extremas e improbables de las reglas y, por ello, terminan estructurándose y organizándose sobre la base de la desconfianza.

En esas organizaciones, tenemos que estar constantemente demostrando que somos dignos de confianza, lo cual suele generar enormes desperdicios de energía por parte de todos los involucrados y terminan pagando justos por pecadores.

Esta tendencia hacia el exceso de control, a veces, se debe a las preferencias naturales de los líderes.

Por ejemplo, en el mundo de la psicometría, estos son factores que podemos medir con un grado muy alto de precisión.

Podemos evaluar cuánto un líder valora la colaboración con otras personas,  cuál es su actitud, de confianza o desconfianza, hacia los demás e, incluso, cuáles son los mecanismos de defensa que tiende a utilizar cuando está bajo presión, tendiendo a desconfiar de otros de manera desproporcionada.

Otras veces, está relacionado con la dinámica de interacción al interior de los equipos y organizaciones.

Como lo demostró Fernando Flores hace varias décadas, cuando las personas (y grupos) somos capaces de establecer acuerdos claros con otros y cumplirlos, podemos construir círculos virtuosos de mayor y mayor confianza, tanto al interior del equipo u organización, como en la interacción con el entorno.

Obviamente, también ocurren círculos viciosos, con nivel cada vez mayores de desconfianza.

De esa manera, similar a lo que ocurre en la física cuántica, donde un objeto puede ser, en algunas circunstancias una partícula y, en otras, una onda, la confianza puede ser una actitud previa a la interacción y, también, la consecuencia de interacciones positivas y constructivas entre las partes.

Por supuesto, esto no significa ser ingenuo y dejar que cualquier persona haga lo que se le ocurra.

Se trata de instalar los mecanismos adecuados, que permiten a la mayor parte de las personas realizar su trabajo y al mismo tiempo, detectar adecuadamente las desviaciones de lo esperado. No es fácil, pero es un método mucho más efectivo y eficiente.

Y eso es, precisamente, lo que permite generar nuestro sistema de Agilidad Sistemática para equipos y organizaciones. Una confianza no solo basada en una actitud inicial, sino en hechos y resultados concretos y demostrables, que expanden nuevas posibilidades de colaboración y beneficios para todos los involucrados.