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Ser Autoritario, Cada Vez Peor Negocio

equipos liderazgo Jan 20, 2023

El mundo va a ser cada vez más difícil para los líderes autoritarios y, como consecuencia, para sus empleadores.

Esto no es una aseveración ética o moral sobre cómo se debería tratar a las personas.

De hecho, ni siquiera es una cuestión de preferencias de las famosas “generaciones” (X, Millenials, Z, etc.), de las cuales se habla tanto en las organizaciones.

Simplemente, es una consecuencia del peso de datos puros y duros.

Si bien la experiencia y las investigaciones han demostrado hace bastante tiempo que los estilos de liderazgo más tradicionales no son conducentes a organizaciones ágiles, innovadoras y de alta efectividad, desafortunadamente hasta ahora, demasiados “líderes” y compañías se han podido dar el lujo de ignorar la evidencia científica.

Esa ventana se está cerrando a muy alta velocidad.

¿Por qué?

Hasta hace unos 10 o 15 años, la fuerza laboral en la mayoría de los países era mucho más amplia que las posiciones disponibles (obviamente, con diferencias por industria, zona geográfica y otras variables).

Por lo tanto, solo algunas personas (“outliers”, en la jerga estadística) se podían rebelar contra el sistema, prefiriendo no trabajar en ese tipo de condiciones.

Esa es la gran diferencia que ha hecho tradicionalmente la estadística económica entre los desempleados (todos aquellos que están sin trabajo o empleo) y los cesantes (aquellos que no tienen trabajo y están buscando).

Siempre ha habido un porcentaje de personas que son parte de la fuerza laboral, que no tienen empleo, pero no están activamente buscando uno.

Si analizamos la evolución de las pirámides poblacionales de los países latinos, desde inicios de los años ‘60 hasta ahora, podremos comprobar los cambios dramáticos que han ocurrido en períodos bastante cortos.

El movimiento generalizado ha sido desde pirámides “tradicionales”, con muchos niños y personas jóvenes, pero muchos menos adultos y, especialmente, personas mayores de 60 años, hacia gráficos tipo “chimenea” (por ej., Argentina, México) o, incluso, pirámides invertidas, donde hay proporcionalmente menos niños y adolescentes que alimenten la fuerza laboral en el futuro (por ej., Chile, Colombia, Perú).

En el caso de Chile, el mayor segmento al 2021 es el de las personas entre 25 y 34 años, tanto para hombres como para mujeres y los segmentos de personas más jóvenes son menores.

Los segmentos de menor edad son todos de menor tamaño.

Los efectos de esta tendencia ya los han estado viviendo las instituciones de educación básica ysuperior, donde parece haber bastante más cupos disponibles que personas para ocuparlos.

Esta realidad llegará, inevitablemente, al mercado en los próximos 10 años, donde la escasez de talento se hará cada vez más evidente y las empresas tendrán que realizar esfuerzos muy significativos para atraer y retener a sus colaboradores.

En esta situación, el estilo de liderazgo tradicional, jerárquico, donde el jefe tiene siempre la razón y los subordinados simplemente tienen que acatar lo que se les ordena, chocará estrepitosamente contra la pared de la realidad poblacional.

Frases que era común escuchar hasta hace poco como “si no te gusta, te puedes ir, porque hay una fila de gente esperando tomar tu puesto”, o “no te pago para pensar, sino para trabajar” no solo serán de mal gusto, sino que tendrán consecuencias dramáticas para la gestión del talento y, en definitiva, para los resultados de las compañías.

Inevitablemente, las empresas y organizaciones necesitarán invertir más en las habilidades y competencias de sus colaboradores, así como en su atracción y retención.

Afortunadamente, la solución es totalmente conocida y ha sido comprobada por miles de empresas a nivel mundial, que han podido construir organizaciones resilientes, ágiles, innovadoras y donde las personas sienten que tienen espacio para desarrollarse y ser respetadas.

Por lo tanto, no se trata de encontrar o descubrir algo que nadie conoce. La diferencia va a estar, como siempre, en quiénes serán los líderes y compañías que tomarán la iniciativa y serán pioneros y quiénes se aferrarán a sus métodos tradicionales y se quejarán de que el mundo no se quiere adaptar a sus preferencias.

Para los primeros, es una oportunidad enorme. Los demás, seguramente no llegarán a contarlo.