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Los Negocios Son Simples (No Fáciles)

agilidad sistemática talento Nov 26, 2023

La ecuación para determinar si un negocio es rentable o no es muy simple.

Solo tiene tres componentes: Ingresos, Gastos Operacionales (más conocidos como OPEX) y Gastos de Capital (CAPEX).

Los ingresos dependen de cuánto somos capaces, como compañía, de capturar una porción de la demanda que hay en el mercado por nuestro tipo de productos o servicios. Es decir, de nuestra participación de mercado.

Los gastos de capital son aquellos que son necesarios para mantener en buen estado nuestras instalaciones (máquinas, bodegas, oficinas, etc.), para mantener nuestra capacidad productiva a lo largo del tiempo.

Finalmente, los gastos operacionales son aquellos que se requieren para operar el negocio. Es decir, para vender y proveer nuestros productos o servicios.

Obviamente, si los ingresos son menores a la suma de OPEX y CAPEX, tendremos pérdidas y el negocio no será sostenible en el largo plazo.

Especialmente si los ingresos son menores al OPEX pues, en ese caso, tendremos pérdidas a corto plazo y corremos el riesgo de desaparecer como compañía.

Por supuesto, las actividades necesarias para cada uno de esos componentes son muy variadas y pueden tener gran complejidad.

Es más, en la medida en que una organización es capaz de realizar actividades y lograr resultados que no son posibles para sus competidores, va a tener ventajas competitivas en el mercado.

Por lo tanto, la complejidad no es, necesariamente, algo malo.

En pocas palabras, los negocios se basan en la capacidad para resolver problemas de nuestros clientes, de manera rentable. Y, mientras más difíciles y complejos son los problemas que podemos resolver, más podremos cobrar por nuestros productos o servicios.

Por ello, es fundamental entender qué tan efectiva y eficiente es nuestra organización (así como nuestros equipos y colaboradores) para realizar las actividades involucradas en cada uno de los componentes de los resultados.

Qué tan efectivos somos para vender, para producir y distribuir los productos, para proveer los servicios, etc. va a tener un impacto directo en los resultados y rentabilidad de nuestro negocio.

Y esa es, precisamente, la conexión entre el negocio y las personas que necesitamos gestionar constantemente.

Personas, equipos y organizaciones más efectivas y eficientes, simplemente, producen mejores resultados y le ganan a la competencia.

Aquellas que son menos efectivas y eficientes van perdiendo posición en el mercado y, eventualmente, desaparecen.

Todo esto es más y más importante en períodos de alta complejidad e incertidumbre en el mundo y los mercados.

Las compañías que son más hábiles para responder efectiva y eficientemente a los cambios y movimientos de los mercados, son las que podrán enfrentar los desafíos y capturar las oportunidades.

Por eso, si los líderes van a liderar, deberían concentrarse en entender, construir y mantener la agilidad con que sus organizaciones y equipos se adaptan a los cambios y generan los resultados.

Es más el ideal es convertir la agilidad en una característica fundamental y sostenible de sus organizaciones, equipos y colaboradores.

Es lo que llamamos Agilidad Sistemática y nuestro programa para generarla ha permitido instalarla exitosamente en múltiples compañías y equipos de diversas industrias.