La Tormenta Perfecta... Empieza con Una Sola Gota
Feb 13, 2021El crecimiento, inevitablemente, implica mayor complejidad y, paradojalmente, esa mayor complejidad, más temprano que tarde, termina limitando, deteniendo y, finalmente, revirtiendo el crecimiento de las compañías.
Ese es, en resumen, el ciclo típico de los negocios, emprendimientos y organizaciones.
Un emprendedor inicia su negocio atendiendo a un cliente con un producto o servicio específico. Bastante simple, pero es la semilla del crecimiento futuro.
A lo largo del tiempo, si todo sale bien, se agregan más clientes, más productos y servicios, más personas que apoyen a los clientes y el trabajo del emprendedor, se instalan estructuras, procesos y sistemas que organizan el trabajo y coordinan los esfuerzos.
Si se maneja bien, todo esto puede llevar a tasas de crecimiento muy fuertes y resultados impresionantes.
Pero esa misma dinámica lleva a un punto donde, al igual que las frutas y verduras, llegamos a la "madurez", lo cual significa que es el momento justo antes de que todo se empiece a podrir.
Desafortunadamente, ese proceso de decadencia suele no ser visible inmediatamente. La inercia de éxito del pasado, la base de clientes estable, los productos y servicios ajustados a lo que el mercado necesita, los márgenes sanos que se traducen en buenas utilidades suelen llevar a pensar que el futuro, inevitablemente, solo puede seguir igual de bien o mejor.
Pero las pequeñas fracturas en el sistema, la pérdida de uno que otro cliente insatisfecho, la renuncia voluntaria de alguna persona talentosa y otros problemas "menores" parecen ser solo pequeñas gotas en un océano de éxito.
Sin embargo, si no tenemos cuidado, esas pequeñas gotas se pueden convertir en una lluvia sostenida y, eventualmente, en la tormenta perfecta, donde somos atacados por todos lados.
Por ello, un rol fundamental de los líderes organizacionales es contrarrestar la tendencia natural a la complejidad y la decadencia con una cruzada constante por la simplicidad en todo lo que hacemos. Por volver a lo básico.
¿Qué es lo más básico de todos los negocios? En mi experiencia, se puede resumir a lo siguiente, ¿cuánto del presupuesto que el mercado está disponible a destinar a mi categoría de productos o servicios soy capaz de capturar y cuánto esfuerzo requiere capturarlo?
Si el esfuerzo (costos directos e indirectos) es mayor que lo que puedo capturar, el negocio no es viable. Si lo puedo mantener, consistentemente, en un nivel menor, tengo un negocio sostenible.
Ahí parte todo y ahí, una y otra vez, debemos volver.