Juegos Finitos e Infinitos en las Organizaciones
Nov 04, 2023Felix Dennis, un destacado emprendedor británico, definía el mundo de los negocios como “un juego simple, pero con consecuencias serias”.
Según Dennis, mantener esa perspectiva le ayudaba a enfrentar las inevitables incertidumbres y circunstancias cambiantes que encontraba día a día en sus empresas.
Concebir nuestro trabajo diario como un juego, por supuesto, no lo trivializa ni le resta importancia. Solo nos ayuda a quitar parte de la tensión que, inevitablemente, vamos acumulando con las presiones diarias.
Es más, según James Carse, existen dos tipos de juegos: los finitos y los infinitos.
Los juegos finitos son aquellos que tienen un inicio y un final, así como reglas claras con respecto a quién gana y quién pierde.
Se pueden jugar nuevamente, pero siempre empiezan y terminan en algún momento. Y podemos saber con relativa facilidad cómo nos fue.
Por otra parte, los juegos infinitos, por definición, no pueden ser ganados ni perdidos. No tienen un inicio ni un final.
El único objetivo de un juego infinito es, simplemente, jugarlo.
Por ello, es fundamental que los líderes organizacionales entiendan que, en cualquier momento dado, necesitamos los dos tipos de juegos.
Por una parte, el propósito o fin último de una organización es (o, al menos, debería ser visto como) un juego infinito. Debería ser algo que vale la pena jugar por sí mismo, más allá de cómo nos esté yendo en un momento dado.
Si realmente creemos que la esencia de lo que somos como organización provee valor al mundo, debemos estar dispuestos a dedicar todo el tiempo, esfuerzo y recursos necesarios al cumplimiento de ese propósito. Debemos jugar nuestro juego infinito de manera sostenida y sostenible.
Por supuesto, al mismo tiempo, necesitamos jugar uno o más juegos finitos. Necesitamos establecer metas y objetivos claros para distintos momentos del tiempo.
Como líderes, necesitamos proveer claridad a nuestros colaboradores con respecto a dónde queremos estar a largo plazo (5, 10 años o más), a mediano plazo (3 años) y a corto plazo (un año o menos).
Adicionalmente, tenemos que entender que la naturaleza de la vida indica que los seres humanos solemos ser, consistentemente, excesivamente optimistas con respecto a lo que podemos lograr en un año y excesivamente conservadores acerca de lo que podemos lograr en el largo plazo.
Por ello, de la misma forma que tenemos que establecer metas y objetivos claros y precisos, necesitamos revisitar periódicamente nuestros planes, para adaptarlos a las circunstancias cambiantes.
Después de un tiempo (3 meses, 1 año, etc.), se pueden haber abierto nuevas oportunidades y cerrado otras posibilidades, que nos convendrá incorporar en nuestra planificación. En los juegos finitos que vamos a querer jugar.
Y eso es, precisamente, lo que nuestro Programa de Agilidad Sistemática provee a los líderes y equipos gerenciales de las compañías con que trabajamos. Una metodología estructurada para jugar los juegos finitos de corto y mediano plazo para avanzar sostenida y decididamente en el juego infinito del propósito de nuestra organización.