El Dilema del (Verdadero) Talento
Jul 16, 2021Una aspiración común de la gran mayoría de los líderes con quienes interactúo es la de construir un equipo y/o una organización de alto desempeño, que obtenga resultados superiores de manera sostenida.
Sin embargo, cuando exploramos más profundamente qué es lo que eso implica, la conversación se diluye fácilmente y se va a hacia generalidades que no enfrentan la verdadera dificultad de construir ese tipo de equipos u organizaciones.
Terminamos hablando de la necesidad de tener personas inteligentes, trabajadoras, íntegras y otras características positivas y deseables, pero que son, en realidad, un requisito, más que un elemento diferenciador. Y, definitivamente, están lejos de garantizar una organización de alto desempeño.
Como he escrito previamente, uno de los principios fundamentales de la vida de los seres humanos es que siempre hay una tensión entre los intereses individuales y los intereses colectivos, entre la colaboración y la competencia, el orden y el caos.
La evolución de los seres humanos ha mostrado, consistentemente, que los grupos de personas que colaboran entre ellos, que se organizan de forma sistemática, siempre le ganan a los grupos que compiten entre ellos o donde reina el caos.
Pero también ha quedado demostrado que, al interior de cada grupo, los individuos que compiten con sus compañeros, que generan alternativas nuevas o inusuales, suelen obtener mejores beneficios que quienes se sacrifican siempre a los intereses colectivos y siguen el orden establecido al pie de la letra.
Por ello, como ha identificado Ichak Adizes, el punto ideal para una organización, equipo o sistema no es cuando hay un balance perfecto entre lo individual y lo colectivo, entre el orden y la flexibilidad, la estructura y el caos.
El punto ideal es un poco antes del equilibrio, donde hay un alto grado de organización y un fuerte énfasis en los procesos y sistemas, pero siempre con más espacio para lo individual y la flexiblidad. Es lo que Dee Hock llamaba la organización "Caórdica", por la combinación de Caos y Orden.
Son esas organizaciones las que son capaces de adaptarse rápidamente a los entornos cambiantes, identificar las oportunidades, generar soluciones innovadoras y, por lo tanto, capturar el valor.
Por ello, la tarea de los líderes efectivos siempre es dual. Por una parte, no deberíamos incorporar a nuestros equipos (o mantener en ellos) a ninguna persona que, si consideramos la posibilidad de perderla, no nos haga perder el sueño o, al menos, preocuparnos considerablemente.
Pero también tenemos que construir un sistema organizacional (de procesos, procedimientos y otras personas talentosas) que haga que no dudemos ni un segundo en dejar ir a cualquier persona que no esté comprometida con el éxito colectivo, como la forma de conseguir sus objetivos individuales.
Paradojalmente, al contrario de lo que se podría pensar, las personas más talentosas prefieren trabajar en las organizaciones que tienen culturas, procesos, procedimientos y sistemas de trabajo bien establecidos pues es ahí donde pueden avanzar más rápidamente hacia lo que desean lograr.