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Serenidad y Sabiduría

cultura semco framework talento Mar 19, 2022

Un principio fundamental de múltiples filosofías de vida es que, si queremos ser felices, exitosos, estar satisfechos, etc., debemos enfocarnos en aquello que podemos controlar y no desgastarnos en las cosas sobre las cuales no tenemos influencia.

Dedicar tiempo, esfuerzo, energía y recursos a tratar de controlar variables que no están dentro de nuestro ámbito de control o, al menos, influencia es un ejercicio inútil. Solo lleva a la frustración y la falta de sentido de propósito.

Por supuesto, esto no significa que no debamos, al mismo tiempo, dedicarnos a expandir nuestro ámbito o zona de influencia.

Más conocimientos, experiencias y colaboraciones con personas con habilidades compatibles nos permitirán ser efectivos en una variedad mucho mayor de situaciones.

Pero, por muy amplia que sea nuestra zona de influencia, en algún momento llegaremos a la frontera. A aquel lugar donde nuestras acciones no necesariamente generarán los resultados que deseamos.

Es en esa situación donde tenemos que recordar la Plegaria de la Serenidad, de Reinhold Niebuhr: "Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, valor para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia."

La clave, obviamente, es llegar a tener la sabiduría que nos lleva a la serenidad y este fenómeno no solo ocurre a nivel individual. También sucede en los equipos y organizaciones.

Cuando cualquier integrante de una organización, incluso aunque sea pequeña, trata de cubrir todas las variables y controlar cada una de las acciones y decisiones, el efecto no es sabiduría y serenidad, sino desgaste y, más pronto que tarde, decadencia.

Por ello, la filosofía de Semco Style, ilustrada en su Framework, presentado a continuación, destaca la importancia de instalar sistemas de control alternativos. Sistemas, procesos y mecanismos que nos permitan tener la situación bajo control, sin tener que estar tratando de controlar todo lo que ocurre.

La experiencia de cientos de empresas con sistemas de gestión y liderazgo vanguardistas ha demostrado, una y otra vez, que los sistemas de control alternativos más efectivos se basan en el Control Compartido, uno de los 15 pilares del Framework de Semco Style.

El control compartido sigue la filosofía de que una organización puede tener más control (o influencia) sobre su futuro cuando todos sus stakeholders o grupos de interés están involucrados (y no solo sus líderes superiores) en diseñar ese futuro y convertirlo en realidad.

Cuando el futuro se construye en conjunto con los stakeholders, no es solo un proceso descendente, en que los líderes organizacionales construyen el propósito, visión, misión, estrategias y planes y el rol de los demás stakeholders (colaboradores, clientes, etc.) es solo acatar y ejecutar. Es, en realidad, un proceso iterativo de mejora continua y constante.

Por supuesto, esto no significa que todos estén a cargo de todo. Como sabemos, esa suele ser la receta para el desastre.

Lo que significa es que cada persona logra tener total y absoluta claridad con respecto a cuáles son sus responsabilidades y cómo ellas se conectan con los objetivos y el propósito organizacional.

Por ello, las organizaciones más exitosas enfrentan estos procesos de manera iterativa, partiendo con una definición desde los líderes con respecto a la dirección en que nos debemos dirigir y los plazos en los cuales queremos llegar a nuestros objetivos.

Luego, los líderes intermedios y colaboradores, en un proceso desde abajo hacia arriba, generan acuerdos acerca de la mejor forma de avanzar, en base a las capacidades, conocimientos, habilidades, restricciones y otras variables que pueden afectar, positiva y negativamente, el trabajo diario.

De esa manera, el propósito y la visión se acercan a la ejecución efectiva y se refuerzan continuamente para ir cerrando cualquier brecha que exista.

Como suele aparecer en algunas botellas de shampoo, el proceso es "aplicar el producto, enjuagar y repetir".

En el caso de la construcción de la efectividad organizacional, se trata de "soñar el futuro más ambicioso que podamos, luego tomar todas las decisiones y acciones que nos acercarán a él, volver a soñar, ejecutar nuevamente y repetir una y otra vez".

De esa manera, el éxito no solo es posible o, incluso, probable, sino que llega a ser inevitable.