Innovación Sin Filtros

La práctica tradicional de las empresas de "comando y control", donde los superiores organizan el trabajo y emiten las órdenes para que los subordinados simplemente ejecuten las tareas, es dosificar la información y solamente compartir aquella que es estrictamente necesaria para el trabajo que los subordinados deben realizar en cada momento.

Esta lógica de trabajo viene desde el mundo industrial, donde se suele concebir a las organizaciones como máquinas para generar productos y las personas no son mucho más que piezas intercambiables de ellas.

Por lo tanto, lo que opinen las personas, qué conocimiento tengan o qué aporte adicional puedan hacer a su trabajo es, no solo irrelevante, sino potencialmente perjudicial y peligroso.

Es como si el carburador de un vehículo un día decidiera que también va a tomar algunas tareas del motor para que el proceso completo sea más eficiente o para hacer su trabajo más entretenido. Es algo que pone en riesgo la operación del sistema completo.

Por ello, en este tipo de organizaciones, el rol de cada persona es ejecutar exactamente lo que se le pide a su cargo, ni más ni menos. No hay espacio para la creatividad, la innovación, la flexibilidad o las iniciativas individuales.

Es una filosofía de gestión y liderazgo que podía tener toda la lógica del mundo en un contexto donde la mayoría de los trabajadores no contaban con educación, ni siquiera básica, pero no tiene ningún sentido en el mundo moderno. Especialmente a medida que nos hemos movido desde la economía industrial a la economía informática o del conocimiento.

En esta nueva era, la gran ventaja de las organizaciones está en ser más ágiles, innovadoras y efectivas que sus competidores y, para lograrlo, deben ser capaces de acceder a todo el potencial presente en sus colaboradores, así como estar constantemente expandiendo lo que es posible a nivel individual y colectivo.

Para ello, el paradigma debe cambiar desde la dosificación de información a lo que el Framework de Semco Style Institute denomina "Transparencia Sin Filtros", uno de los pilares fundamentales de la construcción de confianza al interior de las organizaciones.

La Transparencia Sin Filtros se basa en una total y absoluta apertura con la información, de tal manera que cada persona pueda ver la conexión entre el trabajo que realiza cada día y los objetivos, estrategia y propósito de la organización.

En este nuevo contexto, es fundamental poder eliminar o, al menos, disminuir al mínimo las asimetrías de información que, naturalmente, ocurren en los sistemas sociales.

Como ha mencionado Jack Stack, CEO de SRC, una de las compañías pioneras en lo que se conoce como "Open-book Management", idealmente, cada colaborador debiera entender claramente que lo que hace y deja de hacer tiene un efecto en los ingresos y costos de la compañía, lo cual impacta las utilidades o pérdidas que genera y, como consecuencia, el valor de la acción o el valor total de la empresa.

Por otra parte, como ha dicho el Dalai Lama, "la falta de transparencia genera desconfianza y una profunda sensación de inseguridad". Esa sensación no solo lleva a las personas a limitar su contribución a la empresa, sino también a interpretar los pocos datos con que cuentan de una manera mucho más negativa de lo que sucede en la realidad.

De hecho, si uno le pregunta al colaborador promedio de la empresa (o a cualquier ciudadano típico) cuál es el porcentaje de utilidades que la empresa obtiene de sus ventas, las respuestas suelen estar más cerca del 50% que del 5-10% (o menos) que ocurre en la realidad.

Es por ello que las compañías más vanguardistas, ágiles e innovadoras no solo comparten la información abiertamente, sino que, además, se aseguran de que los colaboradores entiendan exactamente cómo se debe interpretar esa información y de qué manera pueden utilizarla mejor para tomar las decisiones necesarias en cada posición y nivel organizacional.

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